miércoles, 21 de marzo de 2012

El mundo tiene sed porque tenemos hambre


El agua está presente en nuestras vidas, aunque rara vez solemos reparar en su importancia y valor en nuestra cotidianeidad. Asociamos con facilidad el dato de que aproximadamente el 70% del planeta está constituido básicamente de agua con la sensación de abundancia y de recurso ilimitado de este bien para beneficio de todo ser vivo. Sin embargo, no constatamos la básica matización de que aproximadamente un 98% de la cantidad total de agua presente en el planeta es salada y tan sólo un 2% restante, por ende, dulce y apta para el consumo y aprovechamiento y por ello es, directamente, un bien escaso que debemos conservar.
Mañana 22 de Marzo se celebra el Día Internacional del Agua originado en el marco de la Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1992, cuyo objetivo primordial es alentar a las distintas naciones a la realización de diversas actividades de difusión que entronquen con las estrategias de conservación y desarrollo de los recursos hídricos. Siguiendo esa misma perspectiva y propuesta fundamental, el Día Internacional del Agua se especializa cada año en una problemática distinta. En ese sentido, en pasadas ediciones se trataron temas tan relevantes como “Agua para ciudades sedientas, 1996”, “El Agua y los desastres, 2004” o “Agua para las ciudades: el desafío urbano” en su edición de 2011.
Este año está orientado al tema “el Agua y la Seguridad Alimentaria” bajo el lema “El mundo tiene sed porque tenemos hambre”, haciendo especial hincapié en el revelador dato de que las estimaciones sobre el índice demográfico mundial pronostican un incremento de más de dos mil millones de personas para el año 2050, siendo siete mil millones la cifra actual. Añadido a este auge demográfico, la inseguridad alimentaria se ha visto reforzada dada la crisis financiera y el reciente auge de precios y es por ello que conservar la estrecha relación entre la seguridad alimentaria y el agua es el objetivo principal destacado en esta edición.
La UNESCO ofrece diversos datos sobre dicho vínculo, señalando paradigmáticamente que la producción de la ración diaria de alimento por persona requiere la utilización de 2000 a 5000 litros de agua y, afinando más en el ejemplo, la producción de 1 Kg de grano requiere de 500 a 3000 litros de agua, así como la de 1 Kg de carne de ganado, hasta 15 000 litros. Esta información ofrece un índice del valor casi insondable del recurso hídrico como fuente energética y su escasez no abarca el problema en su conjunto, más bien la gestión insuficiente y las estrategias de distribución de recursos no convenientemente planificadas.
En este sentido, la paulatina alteración y aceleración del ciclo hidrológico, como una de las consecuencias del cambio climático global que está experimentando el planeta actualmente, incide directa y negativamente en la utilización de los recursos hídricos destinada a la producción de alimentos y a la garantía de seguridad de éstos. Recordamos en este punto que la utilización del agua a este efecto se extrae de los pantanos, ríos y embalses, y que éstos significan únicamente un 0,01% del agua dulce total, y que los niveles de éstos están disminuyendo progresivamente a causa de este cambio y de la mala gestión que hacemos de un recurso tan escaso como indispensable.
Este hecho lo podemos extrapolar perfectamente al caso de España, que viene conociendo hasta la fecha el invierno más seco registrado en los últimos sesenta años y que deja registros sorprendentes sobre el nivel de capacidad de los embalses en el conjunto de las regiones con unos porcentajes que apenas superan el 50% de la capacidad total. Esto deja en adelante un panorama preocupante a la hora de afrontar la utilización de este recurso principal tanto en el sistema agrícola para la producción de alimento como para abastecer los centros urbanos de mayor densidad de población.
Paralelamente a las políticas de mejora de la gestión que se llevan a cabo, desde Roots & Shoots hacemos eco de estos datos actuales y de los retos que se configuran en adelante, proponiéndoos una serie de sencillas claves a través de las cuales podéis contribuir al uso del agua de una forma eficiente y responsable:
- Dúchate en lugar de bañarte. Así podrás ahorrar hasta 150 litros de agua.
- Cierra el grifo mientras te lavas los dientes te afeitas. Este sencillo gesto podrá ahorrarte hasta 10 litros de agua.
- Riega tus plantas al anochecer, así evitarás que el calor evapore gran parte del agua que les aportas.
- Utiliza el lavavajillas y la lavadora a carga completa.
- Infórmate sobre la colocación de difusores de agua en los grifos de la casa. Son eficaces mecanismos de ahorro de agua, sencillos de colocar y muy económicos.
- Repara los grifos que goteen. Un grifo que gotea pierde 30 litros de agua al día.
- No emplees el inodoro como papelera y coloca dos botellas llenas dentro de la cisterna, ahorrarás de 2 a 4 litros de agua por descarga.
- Infórmate sobre el agua que requiere la elaboración y producción de los alimentos que consumes y no los malgastes. Recuerda que cada pedazo de comida que desechamos, se “bebe” unos cientos de litros de agua.
Estos pequeños gestos contribuirán directamente a reducir tu impacto sobre la disponibilidad del agua de tu ecosistema, haciendo que el reparto sea más equitativo a nivel global, además del beneficio –a nivel de ahorro energético y económico- que aporta directamente, pudiendo alargar la vida del ciclo del agua.
Recuerda, no importa lo pequeña que sea nuestra aportación, ¡juntos marcamos una gran diferencia!
Juan Hernández Losantos

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