martes, 10 de abril de 2012

Roots & Shoots Madrid llega a la España rural

Esta Semana Santa Roots & Shoots Madrid ha desafiado a las procesiones y al frío y ha realizado un taller en un pequeño pueblo de Guadalajara: Cañamares. Esta pequeña villa alcarreña cuenta con 2 habitantes en invierno y es en vacaciones como las de Pascua o verano cuando más gente se congrega.
Dos voluntarios realizaron un taller de educación ambiental en colaboración con la Asociación Cultural Cañamares Siglo XXI. Los vecinos del pueblo que decidieron pasar allí los días "santos" asistieron con ganas a las actividades programadas para el viernes y el sábado por la mañana. Estos dos voluntarios, Dani y Rocío, era la primera vez que se enfrentaban al reto de realizar un taller que diera a conocer al grupo, al Instituto Jane Goodall y todas aquellas cosas que forman parte de nuestra filosofía: cómo cambiar el planeta.
Hay que tener en cuenta que para este pueblo actividades como esta son toda una novedad, pues al ser tan pequeño nunca se han realizado cosas de este tipo. Con lo que la expectación era total.
El público estelar, los más pequeños, era muy variado pues había niños desde 3 años hasta los 12, pero todos participaron, aprendieron y se divirtieron con las actividades. También los papás y otros vecinos del pueblo disfrutaron de la experiencia, al igual que los organizadores del taller.
Niños y mayores aprendieron lo que es un chimpancé, cuales son los animales salvajes y cuales los domésticos, aprendieron a reciclar y todo tipo de curiosidades de animales que algunos ni conocían. Todos ellos alucinaron con el material que les enseñaron.
Mención especial merece uno de ellos, Manuel. Este niño pretende ser biólogo marino y se sabía todas las preguntas que los organizadores del taller iban haciendo a modo de adivinanza. Pero además no se quedaba satisfecho y hacía más y más preguntas.
Dani y Rocío se quedaron con la sensación de que los participantes del taller no sólo se divirtieron, sino que también aprendieron. Sobre todo cuando la pequeña Irene, al día siguiente de terminar el taller nos dijo: "Pues yo no sabía que veníamos de los monos ni que nos parecíamos tanto a los chimpancés, pensaba que veníamos de una burbuja".

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