jueves, 17 de julio de 2014

Rompiendo cadenas

Cada 18 de julio, se conmemora en todo el mundo el “Día Internacional de Nelson Mandela”, coincidiendo con el día del cumpleaños de “Madiba”. Esta celebración fue instaurada por la Organización de las Naciones Unidas en 2009 con el objeto de dar un reconocimiento mundial a la contribución que realizó Nelson Mandela a favor de la libertad y la dignidad humana de los africanos negros durante 67 años.

Tomando como referencia esos 67 años de entrega, la ONU se une al llamamiento de la fundación que lleva su nombre para dedicar 67 minutos de nuestro tiempo a ayudar a los demás, homenajeando a Nelson Mandela en su día.

Mandela encabezó la oposición sudafricana al régimen del Apartheid, que discriminaba a la mayoría de la población negra frente a la favorecida población blanca. Como líder del Congreso Nacional Africano (CNA), fue arrestado y condenado por sabotaje, además de otros cargos, a cadena perpetua, en 1962. Durante los más de 27 años que permaneció encarcelado, mantuvo continuos contactos con multitud de personajes relevantes y autoridades sudafricanas e internacionales, para tratar de solventar la injusta situación social que sufrían sus compatriotas negros.

Tras su liberación, el 11 de febrero de 1990, Mandela trabajó con el entonces presidente de Sudáfrica, Frederik Willem de Klerk, como representante de su partido en las negociaciones para conseguir una democracia multirracial en Sudáfrica que dieron paso a las primeras elecciones con sufragio universal de 1994. Tras el aplastante triunfo del CNA, Mandela fue elegido presidente por el parlamento. Por su trabajo en común, Mandela y de Klerk recibieron conjuntamente, entre otros muchos reconocimientos internacionales, el Premio Nobel de la Paz de 1993. Su prioridad estuvo frecuentemente en la reconciliación nacional, el progreso del país y la alfabetización de la infancia.

Nelson Mandela nos enseñó que es posible la reconciliación. Nos enseñó aún más: que todos podemos superar un pasado de confrontaciones y odio y arrimar el hombro al hombro de un antiguo enemigo para construir una nueva realidad. El enorme mérito de Mandela ha sido conducir a un país maltrecho por años de injusticia a través de un proceso democrático difícil pero envidiable, que supone un ejemplo no sólo para África sino para todo el mundo.

“Podemos cambiar el mundo y hacer que sea un mundo mejor. Está en tu mano hacerlo realidad” (Nelson Mandela).

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