domingo, 30 de noviembre de 2014

¡Rompamos las cadenas!

Con el “Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud”, que se celebra el 2 de diciembre, se recuerda la fecha en que la Asamblea General aprobó el Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena el 2 de diciembre de 1949.

El día se centra en la erradicación de las formas contemporáneas de esclavitud, como la trata de personas, la explotación sexual, las peores formas de trabajo infantil, el matrimonio forzado y el reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), millones de jóvenes se encuentran en condiciones cercanas a la esclavitud como víctimas de trabajo forzado o en régimen de servidumbre, un 73% de estos jóvenes –alrededor de 180 millones- desempeñan las peores formas de trabajo infantil, entre ellas la prostitución, el trabajo esclavizado y el trabajo peligroso. Además, las cifras indican también que la esclavitud no ha desaparecido, ya que alrededor de 5,7 millones de jóvenes se encuentran en una situación de servidumbre o se ven obligados a trabajar.

Una de las regiones en las que son más frecuentes estas prácticas es África, donde 80 millones de niños entre 5 y 14 años son obligados a trabajar en la prostitución y actividades como la minería. UNICEF calcula que 200.000 niños africanos son vendidos como esclavos cada año. El aumento del número de casos de trata de personas, así como su expansión a zonas que antes no estaban tan afectadas, coincide con el aumento de las dificultades económicas, especialmente en los países en desarrollo y en los países con economías en transición, los enormes obstáculos a la migración legal y la existencia de graves conflictos armados.

La trata de personas está directamente relacionada con la discriminación tanto racial como étnica y de género. Estas personas, víctimas de discriminación, suelen pertenecer a los segmentos más pobres de la sociedad y, sin embargo, las estrategias de lucha contra la pobreza rara vez abordan el vínculo entre este fenómeno y la discriminación sistemática. Además, como se les niega la igualdad de oportunidades, la igualdad de trato y la dignidad en el trabajo se convierten también en víctimas de discriminación en otras esferas.

Para combatir el fenómeno serían necesarios enfoques integrales, interdisciplinarios y de largo plazo que permitieran abordar todos los aspectos del ciclo de la trata y reconocer implícitamente las relaciones entre la trata de personas, la migración, el racismo y la discriminación racial. Desde el punto de vista de algunos humanistas, la luchas contra esta práctica no sólo es deber de los gobiernos, sino que es responsabilidad de todos. Desde este enfoque, empresas, organizaciones de empleadores y trabajadores y las víctimas de esta discriminación y sus asociaciones, tiene interés y un papel que desempeñar a la hora de aumentar esfuerzos contra este fenómeno.

Hoy en día existen 21 millones de mujeres, hombres y niños que son esclavos en el mundo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se ha asociado con actores, defensores de los derechos humanos y deportistas de renombre internacional en su nueva campaña de sensibilización destinada a combatir la esclavitud a nivel mundial para decir: ¡Terminemos con la esclavitud ahora!

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en Guerra y los Conflictos Armados

“La paz duradera y el desarrollo después de los conflictos dependen de la protección ambiental y la buena gobernanza de los recursos naturales. No puede haber paz si la base de recursos de la que depende la gente para su sustento y sus ingresos queda dañada o destruida, o si su explotación ilegal financia o provoca conflictos.” Este mensaje fue lanzado el 6 de Noviembre de 2013 por el secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-Moon.

Cuando hablamos de las graves repercusiones en conflictos armados, el discurso suele ir dirigido a las víctimas, ciudades destruidas…, pero solemos descuidar a otra importante víctima de las guerras, el medio ambiente. Los conflictos bélicos implican graves consecuencias ecológicas como la contaminación de aguas, tierras, quema de cultivos, tala de bosques, animales envenenados… en definitiva, importantes daños en los ecosistemas y en los recursos naturales. Según datos del PNUMA (programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), en los últimos 60 años el 40 % de los conflictos han estado relacionados con la explotación de algún recurso, bien por ser de gran valor (un ejemplo de ello es el caso de Somalia, donde el tráfico ilegal de carbón genera unos beneficios de unos 384 millones de dólares anuales, dinero que subvenciona los grupos insurgentes y guerrillas de la zona; o el caso de los diamantes en Angola y Sierra Leona) o bien por su escasez (como es el caso del agua o la tierra fértil).

Otra consideración importante es que los daños causados al medio ambiente durante los conflictos prevalecen mucho tiempo después de haber finalizado el conflicto, durante generaciones, y sus consecuencias van más allá del territorio en conflicto. Un ejemplo de esto es el de la guerra de Vietnam. En ella, aviones Estadounidenses participaron contra Vietnam del Norte y emplearon potentes herbicidas, los llamados agentes naranjas, para destruir la selva, donde se escondían las tropas del Viet Cong. Esto provocó por un lado, la destrucción de más del 20 % de la densa selva de Vietnam del Sur, la destrucción de los campos de cultivo de las poblaciones y por otro lado la intoxicación de millones de vietnamitas y personal militar de varios países, que, con el tiempo, sufrieron importantes enfermedades y con graves consecuencias en su descendencia, en las que se vieron muchos casos de malformaciones congénitas, debido a estos agentes naranjas.

Entre otras muchas causas de daños al medio ambiente se encuentra la problemática de las minas terrestres y munición sin detonar, que no solo supone una amenaza permanente para las personas y vida salvaje de la zona, sino que impiden el acceso de la población a recursos necesarios para su subsistencia; Los movimientos de refugiados, en el caso de la guerra de Ruanda el desplazamiento de los miles de refugiados a la República Democrática de Congo supuso la destrucción de 300 Km cuadrados de bosques, debido a la búsqueda de leña, alimento, por parte de los refugiados y la explotación de estos bosques por parte de las guerrillas para su financiación; Otra problemática ambiental es la eliminación de armamento, actualmente Naciones Unidas está trabajando duramente en la destrucción de armamento químico y sus lugares de producción, con la importante tarea de salvaguardar el medioambiente y evitar una contaminación química, con los consecuentes riesgos sanitarios.

Es por todo ello, y atendiendo a la necesidad de proteger nuestro entorno común, que la Asamblea General de la ONU declaró en 2001 el 6 de Noviembre de cada año como el “día internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en Guerra y los Conflictos Armados”.

Este día nos destaca la importancia de proteger el medio ambiente, a corto y largo plazo, durante los conflictos armados y la aplicación de buenas medidas de gestión de los recursos naturales tras el conflicto, ya que esto garantizará el restablecimiento de la paz, la prevención frente a nuevos conflictos y la recuperación y mantenimiento de las poblaciones más vulnerables.

 Rocío Carro